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Viernes, 22 Mayo 2015 


Orquídeas ayudarán a planificar cambio climático en el Valle

 

Las orquídeas serán claves para estudiar el cambio climático en Colombia. Así lo afirma Guillermo Reina-Rodríguez, investigador del Departamento de Geografía de la Universidad del Valle y quien en marzo pasado dio la noticia al mundo del hallazgo de una nueva especie de orquídea: la Encyclia parkeri, en el marco de su investigación ‘Orquídeas y cambio climático’.

 

Reina-Rodríguez junto con Fabio Castro,  Jorge Rubiano y  Tupac  Otero, todos investigadores de la Universidad del Valle, acaban de entregar una nueva noticia: el mapa completo con las previsiones de cambio climático para los bosques secos del Valle del Cauc. (Ver mapa de previsiones).

 

Esta noticia es importante para el futuro de la región, pues permitirá planear su desarrollo desde el punto de vista económico y social. Y las orquídeas serán algo así como el termómetro de las condiciones de cambio climático en las zonas de bosque seco, no solo de la región sino del país.

 

Desafortunadamente, según el profesor Reina-Rodríguez, el bosque seco del Valle del Cauca ha sido altamente deforestado en los últimos 150 años. “Ahora sólo contamos con un 2% de lo que teníamos”, advierte.

 

Sin embargo, su importancia radica en que ese bosque alberga 70 especies de orquídeas (epífitas, o plantas que crecen sobre otro vegetal usándolo solamente como soporte, pero que no lo parasita), tres de ellas endémicas en Colombia. Esa flora –dice Reina-Rodríguez- se ve enfrentada a una nueva amenaza: el cambio climático.

Pero, ¿por qué las orquídeas y no otras plantas son la clave en este estudio sobre cambio climático? “El grupo de orquídeas a las que nos dedicamos son, en un 69%, de la familia de las epífitas”, explicó el investigador.

“Su importancia es justamente porque, al vivir encima de los árboles, resultan ser el último eslabón entre la biota terrestre y la atmósfera; por tanto, son los primeros organismos vivos en padecer las inclemencias del cambio climático: alteraciones en la precipitación, humedad relativa, y  temperatura del ambiente”.

 

¿Qué pretendía el proyecto? “Nuestro objeto de investigación, dice el científico, fue determinar dónde y en qué medida el cambio climático afectará la distribución espacial de estas plantas en los bosques secos del Valle del Cauca.

Y agrega, que lo que se ha proyectado es que el nicho idóneo para estas plantas tendrá un desplazamiento desde la parte plana hacia áreas del piedemonte y de montaña media en ambas cordilleras donde encontrarán áreas idóneas para su supervivencia.

 

Estas áreas, llamadas “refugios térmicos”, tienen la potencialidad de albergar, en el futuro, una parte importante de la flora del bosque seco tropical del departamento. Específicamente el 50% de la probabilidad en el desplazamiento de las plantas se concentrará entre los 1.130-1.230 metros sobre el nivel del mar (msnm); sin embargo, un 25% podrá alcanzar los 1.470 msnm.

 

Las distribuciones no serán homogéneas y pueden variar entre especies, altitudes y localidades; por ejemplo, se ha encontrado diferencias importantes entre cordilleras, siendo la  cordillera occidental la más importante para el futuro de estas plantas en la región.

 

A diferencia de otras cuencas en el mundo como la amazónica o la del río Congo en África donde carecen de gradientes térmicos, la cuenca del Valle del río Cauca los posee a menos de 15 km de la parte plana, y  es a donde estas especies podrían migrar en respuesta al incremento en la temperatura abriendo una oportunidad importante para su conservación.

 

La muerte de miles de chigüiros y más de 13 mil cabezas de ganado en los Llanos orientales por la intensa sequía el año pasado, serán eventos cada vez más frecuentes e intensos, de ahí la importancia que desde los territorios se cuente con una estrategia de previsión.

 

“Nuestro trabajo lo que busca es salvaguardar un patrimonio nacional”, advierte. “El bosque seco es uno de los ecosistemas más importantes del país, pero también el más vulnerable. Toda la estrategia de conservación para el futuro debe ser planeada con toda la seriedad del caso”.

 

Reina- Rodríguez sostiene que, dada la velocidad del cambio climático en el planeta, estas plantas no van a tener tiempo de adaptarse; “si queremos que no desaparezcan vamos a tener que darles un empujón, y para ello hay que planificar el manejo del territorio”.

 

¿Qué implica planificar el territorio? “Los nichos identificados fueron seleccionados por tener  una probabilidad de idoneidad mayor al 75%, lo cual significa que más de 10.922 hectáreas en el piedemonte y en áreas de montaña media del Valle serán aptas para el crecimiento de estas plantas frente al cambio climático en el futuro (2080-2100).

 

Toda esta área, afirma Reina- Rodríguez, no está concentrada en un solo lugar sino en diferentes municipios, cordilleras y con diferentes actores sociales. 

 

En ese sentido, factores como  la tenencia de la tierra, la ejecución de nuevos proyectos de infraestructura, las condiciones de pobreza y la asignación de polígonos mineros, hacen que sea imposible conservar toda esta área.

 

De ahí que “la propuesta de Corredores de Migración Altitudinal (CMA) y la detección temprana de estas áreas en “refugios térmicos” van a permitir pensar en una estrategia regional para su conservación”, sostiene.

Pero el interrogante es cómo metodológicamente se haría esa planeación. “Si superponemos los mapas de cobertura con las áreas detectadas con el modelo y los mapas de áreas protegidas, se podrían trazar posibles vías de conectividad para que estas plantas puedan migrar altitudinalmente”, sostiene Reina-Rodríguez.

Eso implicaría un ejercicio cartográfico más detallado en los que se involucre a los actores sociales del territorio, lo que implicaría recursos adicionales para generar cartografía detallada a nivel de municipio que permita la conservación de estas plantas y, en general, la supervivencia de la flora y fauna del bosque seco. 

 

EL ESTUDIO Y LOS MUNICIPIOS

 

Durante el estudio realizado por los expertos de Univalle, los municipios que salieron favorecidos respecto al incremento del área frente al cambio climático son: Bolívar, Cali, Riofrío, Trujillo, Vijes, Yotoco y Yumbo, mientras que los decrecimientos más notables ocurrirán en los municipios de Ansermanuevo, Buga, Bugalagrande, Dagua, La Cumbre, Obando y Tuluá.  De ahí que las áreas protegidas jugarán un papel muy importante.

 

En el estudio no se encontró áreas idóneas con las de Parques Nacionales, lo cual era de esperarse pues menos del 1% de los parques nacionales contienen áreas de bosque seco. Sin embargo, de las 50 áreas protegidas que existen en el Valle del Cauca, encontramos que 5 de ellas tienen coincidencia con los “refugios térmicos” detectados por el modelo.

 

Esto implica que estas áreas protegidas  contienen más de 17.000 hectáreas con vocación; es decir, el 2,4% de las actuales áreas protegidas del departamento, lo cual es una excelente noticia para el Sistema Departamental de Áreas Protegidas del Valle del Cauca (SIDAP).

 

Según Reina-Rodríguez, esto podría focalizar recursos, estrategias y políticas de todas las organizaciones, tanto a nivel local como nacional, pues resulta ser una herramienta muy poderosa que contribuirá en la toma de decisiones sobre la conservación de la biodiversidad en el Valle del Cauca.

 

En ese sentido, este trabajo será  muy útil a las entidades públicas y al sector privado en cabeza de la CVC, las alcaldías, la gobernación, las universidades y para el SIDAP, entidades que trabajan en temas  de conservación.

 

ESTUDIO NACIONAL GRACIAS A LA VICEDECANATURA DE INVESTIGACIONES

 

Reina-Rodríguez sostiene que el trabajo lleva casi cuatro años, y ha consistido básicamente en el levantamiento de información primaria en 26 localidades del departamento. Junto con el Dr. Jorge Rubiano y el geógrafo Fabio Castro, más de ocho meses en la estandarización de información y el modelamiento de los datos de campo.

 

Adicionalmente, en campo siempre cuentan con un equipo de fotografía y macrofotografía en alta resolución y el responsable es Francisco López-Machado, quien ha realizado más de 5 mil fotografías en la mayoría de relictos de bosque seco (remanentes) visitados desde 2009.

 

En los próximos seis meses el estudio del equipo de expertos cubrirá a toda Colombia gracias al apoyo de  la Vicedecanatura de Investigaciones de la Universidad del Valle y del Instituto Alexander von Humboldt que, a través de dos proyectos de investigación, logró cubrir  cuatro importantes áreas de bosque seco del país.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PIE DE FOTO: En compañía del profesor Guillermo Reina-Rodríguez aparecen Jorge E. Rubiano, Fabio Castro-Llanos y Tupac Otero.

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