Feminicidios y transfeminicidios en la Ciudad de Cali
- Oficina de Comunicaciones Facultad de Humanidades
- 27 mar 2017
- 3 Min. de lectura

En el Foro ¿Cuántas más? Feminicidios y Transfeminicidios en Cali, que se llevó a cabo en la Universidad del Valle, la estudiante transgénero Valery Herrera y la Socióloga María Alejandra García expusieron las grandes deficiencias del Estado para luchar y castigar las violencias contra las mujeres.
En el caso de Valery, quien ha sufrido en carne propia la violencia y la discriminación por ser trans, denunció que en el 2015 se reportaron 32 homicidios de mujeres trans en Colombia. Y entre 2012 y 2015 fueron asesinadas 23 mujeres trans sólo en el Valle del Cauca. “Crímenes que están acompañados de tortura, sevicia y violencia sexual” que quedan en total impunidad.
Por su parte, Valery Herrera reveló que las formas de medición de violencia contra las mujeres empleada por las instituciones del Estado dejan de lado muchas violencias como la que se da en espacios laborales, las que no se denuncian y las que suceden en espacios diferentes al hogar.
Este foro nació como iniciativa de la Mesa Estudiantil de Género de la Universidad del Valle para hacer frente a las violencias de género que se presentaban dentro del campus. Paulatinamente esta mesa se articuló al Centro de Estudios de Género de la Universidad del Valle y para este evento se unió al Comité de Género de Sintraunal.
Por su parte, María Alejandra García, Socióloga y Magister en Sociología de la Universidad del Valle, asistente de investigación en temas de violencias contra las mujeres. Actualmente trabaja en el Centro Internacional de Agricultura Tropical en investigaciones relacionadas con género y agricultura en América Latina.
La ponencia giró en torno a los resultados de su investigación, junto con la profesora María Eugenia Ibarra, sobre cómo el Estado mide la violencia contra las mujeres en Colombia.
Entre los que se destaca: lo que no se denuncia queda por fuera de sus estadísticas. No se siguen los protocolos para identificar violencia sexual en el caso de masacres. Hay falencias en la medición de violencias como “la prostitución forzada, desplazamiento forzado, reclutamiento forzado, violencia económica y el feminicidio”. Además, encontraron que la violencia en el trabajo no es una violencia visible en las estadísticas. Y menos los transfeminicidios. Esto solo aparece en la caracterización de la víctima. “Las violencias que más se miden son la violencia intrafamiliar, sexual y la violencia de pareja. Esto revela que se sigue mirando a la mujer desde el hogar y la pareja, pero todavía falta las cifras de violencia dentro de sus espacios laborales u otros espacios sociales.”
Por su parte Valery Herrera contó su experiencia como estudiante trans en la Universidad del Valle.
“Yo entré a la universidad como chico en el 2011 y todavía no me he graduado por inconvenientes con el cambio de género, así inicie mi proceso con el apoyo de la Fundación Santamaría, que es una organización que defiende los derechos de las mujeres trans en el Valle del Cauca”.
Lo que primero resaltó Valery fue que los crímenes contra las mujeres trans son distintos, “no más importantes o más graves que los asesinatos de mujeres”, sino distintos porque son crímenes a causa de prejuicios sociales, como lo revela el informe de violencia contra las mujeres trans del 2015, realizado por la Fundación.
Ella revela que sólo en el 2015 se reportaron 32 homicidios de mujeres trans en Colombia. Y durante el 2012 y 2015 fueron asesinadas 23 mujeres trans sólo en el Valle del Cauca. “Crímenes que están acompañados de tortura, sevicia y violencia sexual, dice Valery. Para ella es muy grave que esos asesinatos ocurran, pero más que no haya un interés por investigar, ni castigar a los culpables.
“El imaginario de la sociedad frente a las mujeres trans es que somos ladronas, peligrosas, sucias”, manifiesta. Y que a causa de eso se ha cultivado un odio generalizado hacia ellas. No importa si la mujer trans cometió algún delito o no, a muchas las asesinan por el hecho de ser diferentes.
En el año 2011 era un estudiante súper destacado, siempre me ganaba estímulos del primer lugar y apenas empecé la construcción de género, todo cambió. Empecé a caer en bajos rendimientos y no por travesti, perezosa, sino porque me cansé de que me estuvieran sacando compañeras de los baños, que me amenazaran los vigilantes y que en mi Facultad no se hiciera nada para evitarlo. Hacían todo lo contrario, me decían que yo no me veía mujer todavía, que entendiera que mi presencia incomodaba”.
“Es importante que los homicidios contra nosotras sean registrados como transfeminicidios porque nos matan por travestis. En el 2005 los homicidios contra nosotras ni quiera existían, porque nosotras quedábamos registradas como hombres. Nuestros homicidios tienen unas características específicas y por lo tanto tenemos unas necesidades de justicia específicas. Hay que diferenciar los feminicidios y transfeminicidios de los asesinatos de los hombres, porque los crímenes que se comenten contra nosotras son más graves, más frecuentes y hay mayor impunidad”.
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