Comunicado de la Escuela de Trabajo Social
COMUNICADO DEL CLAUSTRO PROFESORAS Y PROFESORES DE LA ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL Y DESARROLLO HUMANO Sobre el uso de la violencia física en contra de bien público y uso de violencia verbal contra funcionaria docente El Claustro de profesores y profesoras de la Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano, reunido el 27 de noviembre de 2017 rechaza de manera unánime los hechos ocurridos el pasado viernes 24 de noviembre, cuando un grupo de hombres y mujeres, que afirmaron ser miembros de Sintraunicol, gritaron arengas e improperios en contra de la actual Docente Coordinadora de Posgrados de la Escuela, además de “empapelar” el edificio de la Facultad de Humanidades e insistir en la “búsqueda de la docente”. Dicho grupo de personas se dirigió a la Oficina de Posgrados en el cuarto piso del edificio 386 de la Facultad y al encontrar la puerta cerrada decidieron golpear abruptamente la estructura de la oficina, mientras continuaban con las arengas. Al darse cuenta que allí no estaba la profesora que buscaban, quien se encontraba en reunión con la Decana de la Facultad, se dirigieron a la oficina de la decanatura, reiterando en su proceder a través de acciones violentas: golpes a la puerta de la oficina, gritos y arengas; Al parecer, este grupo manifestaba su desacuerdo con un proceso administrativo de evaluación de desempeño de la Secretaria de Posgrados de la Escuela. Ante esta situación, la Decana y la Directora de la Escuela obraron para proteger la integridad física de la Docente Coordinadora de Posgrados, dirigiéndose al grupo enardecido con una invitación al respeto, y señalando la inconveniencia de esta forma de proceder violenta elegida como medio de manifestación, que va en contravía de mínimas normas de convivencia, máxime cuando en el actual contexto de la Universidad y la coyuntura del país, estamos llamados a construir escenarios de paz, convivencia y resolución de conflictos por vías que privilegien el diálogo y la concertación pacífica. Por lo anterior, los profesores y profesoras del claustro de la Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano nos “dirigimos a la comunidad universitaria para informar y expresar nuestra posición frente a los hechos descritos: 1. Rechazamos las agresiones y consignas “expresadas” por el grupo de personas que representaba a Sintraunicol, en las cuales, paradójicamente, invitaban a la “no violencia contra las mujeres” a través de acciones violentas contra mujeres representadas en la Coordinadora de Posgrados, la Directora de la Escuela de Trabajo Social y la Decana de la Facultad de Humanidades. 2. Reconocemos y respetamos el derecho a la protesta, sin embargo, creemos que cualquier acción en ese sentido debe realizarse sin violencia y una vez se haya recibido suficiente información por partes de las instancias pertinentes, siempre protegiendo el debido proceso. 3. El Claustro rechaza de manera contundente las acciones violentas de hecho antes descritas en contra de la Profesora, toda vez que estaba en curso la respuesta del Recurso de Reposición en Subsidio de Apelación presentado por la Secretaria de Posgrados. Es pertinente mencionar que en todo momento se ha manifestado disposición al diálogo para abordar la situación. El uso de métodos violentos para confrontar decisiones administrativas en el desarrollo de un procedimiento normal, que tiene recursos y hace parte de reglas básicas de debido proceso, es contrario no sólo al ethos universitario sino a principios básicos de relación entre estamentos, y sienta graves precedentes para la vida institucional de la Universidad. 4. Condenamos la violencia, venga de donde venga. La Universidad es un espacio donde las diferencias que se presenten deben resolverse a través de acciones distintas a la agresión física, en cualquiera de sus formas y mediante el diálogo. 5. Invitamos al grupo de personas que lideraron esta manifestación y hacen parte de Sintraunicol, a reparar públicamente los daños ocasionados tanto al buen nombre de la Profesora, como a quienes estaban con ella y presentar las disculpas necesarias a las colegas afectadas, y así contribuir a disipar el sentimiento de amenaza que ha perturbado no su quehacer universitario y sus vidas cotidianas, aportando también a que este tipo de acciones violentas no se vuelvan a repetir en la Universidad del Valle.