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De qué hablamos cuando hablamos de paz


“La idea de una paz como sucedáneo de la guerra no nos ha permitido ver lo que ha acontecido en el escenario mismo de las violencias”, afirma el profesor Mario Hernán López Becerra, de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad del Cauca, quien estuvo en la Universidad del Valle invitado por la Maestría en Intervención Social de la Escuela de Trabajo Social, para hablar de la ‘paz imperfecta’, una concepción que pretende reconocer la paz como una realidad dinámica e inacabada.

“Somos una fábrica de paz o paces, de acciones de paz que ha sido opacada por el ruido de las violencias”, afirmó el profesor López Becerra.

El académico, hizo un recorrido por las diferentes concepciones sobre la paz. Mencionó como, en la I y II Guerra Mundial, la preocupación se centraba en crear estrategias para terminar la guerra. De allí que, la investigación sobre la paz se confundió con la de la guerra buscando los factores detonantes de la misma, pues se pensó que al descubrirlos se podrían crear estrategias para contenerla, lo que se ha llamado la ‘paz negativa’. Este periodo coincidió con la agenda de investigaciones en la sociología y las ciencias sociales en Colombia, influenciada por la violentología, que indagaba sobre las causas, orígenes, dinámicas y daños de la violencia en Colombia.

“Obviamente hay que seguir haciendo el trabajo de las violencias en Colombia, pero hoy estamos dado un giro epistemológico en torno a la construcción de paz, para mirar aquello que ha desatado el potencial humano en medio del conflicto y la violencia”.

Posteriormente, finalizada la guerra, aparece la ‘paz positiva’, que lleva a la creación del Instituto de Investigación para la paz en Oslo, y da paso a una concepción donde se hace énfasis en el desarrollo y satisfacción de las necesidades de seguridad, bienestar, libertad e identidad de la población.

En América latina, en los 60, bajo este mismo contexto, el debate se va a asociar con mayores garantías democráticas, demandas sociales, y una concepción ideologizada de la paz.

El profesor López Becerra se refirió luego a los cambios que la idea de la paz toma en los años 90, cuando el análisis y la acción se trasladan del campo de las violencias al terreno de los conflictos.

“Eso implica pensar que los conflictos son inherentes a la condición humana, y, en la medida en que los conflictos en cualquier nivel: interpersonales, comunitarios, locales, regionales, se puedan regular o transformar, se convierten en una experiencia de paz. Por eso hablamos de paz territorial, comunitaria, social, múltiple o de distintos tamaños de experiencias de paz”.

Punto de vista que algunos han señalado de conservador, pero que, de acuerdo con el trabajo del profesor, son experiencias micro o macro que, al agregarse, tienen efectos transformadores importantes.

“Es en este sentido, de la regulación de conflictos y bajo este tipo de transformación, que podemos hablar no de una paz en singular sino de paces”.

Finalmente, expuso el trabajo que la Universidad de Caldas ha venido desarrollando en la región cafetera afectada por el conflicto desatado por diferentes actores sociales armados, convirtiendo este acercamiento en una manera de hacer política pública pensando más en procesos vivos para la movilización social que en producción de información estrictamente académica.

“Es decir, las ideas de paces como transformaciones de conflictos en una política pública como construcción colectiva”.


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