ANGELA VILLEGAS
Ángela Villegas nació en Cali en 1947, sus trabajos comenzaron a participar en exhibiciones colectivas desde 1981, año en que realizó su primera muestra en solitario. Su propuesta ha podido evolucionar durante más de tres décadas y encontrar las soluciones cromáticas que no han sido más que las respuestas a los interrogantes que la artista se ha trazado. Las instalaciones, los polípticos y las superficies alteradas de sus lienzos son elocuentes ejemplos de sus preocupaciones y logros.
Es la primera vez que este Museo exhibe su obra, de tal manera que se ha preparado una muestra que ofrezca una visión de su trabajo en los últimos ocho años. Se podrán a preciar en consecuencia resultados fechados desde el 2005 hasta el presente. La exhibiciÃģn se inicia con una instalación modular titulada Fragmentum,compuesta por pequeños cuadros trabajados a partir de imágenes fotográficas extraídas de las crónicas noticiosas. Cada uno de las distintas partes que conforman esta propuesta están tratadas con laminilla de plata y oro, óleo, acrílico y espinas. Los acercamientos al torbellino de información centran la paradoja de esta obra que desea señalar al universo mediático que es la atmósfera que nos contiene.
Sobre la obra de la artista, Omar Díaz Saldaña, editor de la revista, expresa: “En la búsqueda por encontrarse a sí misma y por encontrar su propio lenguaje, Ángela Villegas, ha investigado continuamente sobre materiales y técnicas, con el propósito de renovarse cada día.
Desde el hiperrealismo de principios de la década de los ochenta, donde la temática costumbrista, la fotografía, el dibujo y la pintura, orientaban su creación, pasando por el neofigurativismo, en el cual se separa de la figura humana y los protagonistas son los instrumentos cotidianos de trabajo, y las atmósferas juegan un papel determinante en su obra, la artista recoge después de su estadía en el oriente aspectos de aquella filosofía e introduce elementos nuevos en la composición y materialidad logrando una obra en la que los objetos de la naturaleza siguen siendo medios expresivos pero configurados simbólicamente, transformados en ocasiones para expresar el erotismo o el sufrimiento de la mujer, con sus bocas silenciadas o clítoris cercenados”.